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2011-04-15

Comunidades en resistencia


COLOMBIA : ANA MARÍA LOZANO RIVEROS, DE LA COMISIÓN INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ


Once años conviviendo con las comunidades de resistencia


RICARDO FERRER Espinosa

JUEVES 16 DE ABRIL DE 2009. 

Con su morral al hombro, Ana María Lozano pasa sus días recorriendo comunidades indígenas que, cercanas a la frontera con Panamá, viven acosadas por los actores armados del conflicto colombiano.
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EN MADRID. Junto a dos compañeros de Justicia y Paz, Ana María Lozano acaba de concluir una gira por el Estado español / Foto: 
Sonia Beltrán de Guevara (Asoc-Katio)



Ana María Lozano Riveros es pedagoga y defensora de los derechos humanos en Colombia, un país cafetero, pero con la democracia más descafeinada del mundo. 
Su labor en las comunidades rurales es en extremo difícil: la ‘democracia’ colombiana carece de justicia real, no existe distribución de la riqueza y ninguna autoridad garantiza ni la vida ni la seguridad de los pobladores, sobre todo si se trata de indígenas, campesinos, afrodescendientes o líderes comunitarios.
Para cumplir su tarea, Ana María Lozano convive con las poblaciones que resisten, que afirman sus derechos. Monitorizando el acompañamiento que realizan sus compañeros en 13 regiones de intenso conflicto armado, Lozano frecuenta las zonas humanitarias y las zonas de biodiversidad del Bajo Atrato y el Urabá antioqueño. Esta mujer todoterreno, vinculada a la Comisión de Justicia y Paz desde hace once años, recorre comunidades que se encuentran en la frontera con Panamá con su morral a cuestas.
Las zonas humanitarias se crearon por primera vez en 2001 en Cacarica, territorio afrocolombiano, como mecanismo de autoprotección, para evitar el desplazamiento forzado y la consumación de crímenes, en particular de militares y paramilitares. 
Allí, al lado de sus compañeras y compañeros, que pasan 365 días del año al lado de las familias en estos espacios de protección, cruza territorios que están siendo disputados militarmente entre escuadrones de la muerte del Ejército y la guerrilla, pero que están siendo apropiados por empresarios palmeros, bananeros, ganaderos, extractores forestales y mineros, protegidos militarmente por las fuerzas estatales y paraestatales. Esto ha implicado amenazas y presiones diarias, entre ellas falsas acusaciones judiciales contra ella y contra todos sus compañeros de la organización.
Las comunidades de resistencia en Colombia tienen claro que su lucha es de largo plazo. Buscan una transformación de la realidad en una democracia real, y eso significa la defensa incondicional de los derechos humanos.
Cuatro millones de desplazados [abril de 2009]
Los desplazados en Colombia alcanzan la cifra de cuatro millones según ACNUR, siendo el segundo país del mundo en número de personas desplazadas. Ante esa realidad, la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz ha optado por acompañar el regreso de estas comunidades a los territorios y desarrollar junto con ellas todos sus potenciales para sobrevivir con dignidad en medio del conflicto armado, protegiendo los territorios ante la voracidad y barbarie empresarial, que no duda en usar las armas y un derecho tergiversado para legalizar el despojo.
Datos recientes confirman que en los últimos doce años Colombia ha parido 30.000 desaparecidos. Algunos son de estas tierras donde hoy, quienes transitan en la memoria de tantas vidas humanas segadas proyectan microdemocracias locales, modelos de economía sostenible, modos de dignificación ante la imposibilidad de una democracia que respete los derechos humanos. 
Los habitantes resistentes se han dotado de unas normas de convivencia y han firmado compromisos colectivos entre los que destaca la negativa a participar en la guerra: no dan apoyo a ningún actor armado, pero afirman su derecho a la justicia. Las empresas mineras quieren explotar las riquezas del subsuelo, simulando una consulta a los habitantes que ocupan ancestralmente el territorio de manera legítima y colectiva, con la aceptación de las autoridades de Colombia, que validan el mecanismo fraudulento como verdadero. A esa pretensión, afrocolombianos e indígenas de Curvarado y Murindo se oponen a través de actos democráticos, participativos y populares.
La Comisión Intereclesial de Justicia y Paz acompaña procesos de resistencia similares en diferentes poblaciones de los departamentos El Meta, Putumayo y Cauca, en pleno corazón del Plan Colombia en su fase II, y en El Valle. Allí continúan observando y denunciando lo que se quiere negar, la existencia del paramilitarismo, los intereses del capital que destruye la vida de miles de seres humanos y ecosistemas. Allí está la vida cotidiana de Ana María Lozano. Acompañando la dignificación de los pueblos. 
Allí se encuentra su opción personal y la de su organización, que mantiene la lucha por los derechos humanos.

2011-03-22

"Nos matan y no es noticia", citas página 33



Autor : Carlos Alfonso Velásquez 
Medio : Denuncia presentada ante elcomando general de las Fuerzas Militares
Fuente : Verdad Abierta http://www.verdadabierta.com

Materia :
Colección / Serie : Parapolítica - Nacional
Zona geográfica :Colombia, Urabá, Jurisdicción de la brigada XVII.
Fecha de los hechos :1996
Entidades y personas mencionadas: general (r) Rito Alejo del Río Rojas,

Para descargar los archivos, active el siguiente enlace

Un informe elaborado por uno de los subalternos del general (r) Rito Alejo del Río, revela como el militar evitó perseguir a los paramilitares cuando fue comandante de la Brigada XVII en Urabá y además que el comando general de las Fuerzas Militares había sido advertido sobre los nexos del oficial con las Auc.


El ex coronel del Ejército Carlos Alfonso Velásquez reveló un informe fechado el 31 de mayo de 1996 en el que advirtió al entonces comandante de las Fuerzas Militares, Harold Bedoya, de los posibles nexos del general Del Río con grupos paramilitares en el Urabá antioqueño y chocoano. El ex oficial dijo que el envío de esta comunicación le significó haber sido retirado de su cargo y su salida del Ejército.






Citado en la página 33 de "Nos matan y no es noticia":

2010-11-16

"Nos matan y no es noticia", citas página 187 - 189. Mapas "OPERACIÓN GÉNESIS":




"Nos matan y no es noticia", 
citas de las páginas 187 - 189 Operación Génesis, Colombia, río Atrato


Sur América, Colombia, río Atrato


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Colombia, Antioquia (en verde)

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En 1996, en el Departamento de Antioquia, nacieron las Autodefensas Unidas de Colombia, los escuadrones de la muerte.  

Su primera operación conjunta
con el Ejército de Colombia y militares de los Estados Unidos se coordinó desde
Apartadó, donde funcionó el Centro de Mando de la Operación Génesis. 

La Operación se ejecutó durante 1997 en el Atrato, Urabá, Chocó y el occidente
del departamento de Antioquia.

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La zona señalada en el recuadro es la cuenca del río Atrato, donde se ejecutó
la Operación Génesis desde 1997. 

En esa zona, fronteriza con Panamá y con
costas en el Pacífico y el Atlántico, posiblemente se construirá el nuevo canal
interoceánico. Está entre las regiones con mayor potencial económico de todo
el continente.
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Proyecto de canal interoceánico Atrato - Truandó

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Despliegue conjunto, militar y paramilitar, 
en la Operación Génesis, desde enero de 1997

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Cuenca del río Atrato, una de las primeras zonas de actuación de las AUC.



Colombia, Murindó, Vigía del Fuerte y Quibdó

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El anciano me narró algo nuevo, que no se había dicho en el comedor:
que la gente seguía una ruta de escape desde Murindó.

Luego de cruzar el río Murindó, escapaban por una trocha que
sale a la Vía Panamericana. Por esa trocha intentaron huir centenares
de personas de la región, pero el Ejército y los paramilitares
ya estaban esperándoles. Tenían un sistema de retenes intercalados.

Al inicio de la trocha había controles del Ejército. 

Los militares impedían que la gente diese la vuelta, imponiendo la ruta 
de salida. Ni siquiera en su huida las víctimas tenían libertad para
elegir su rumbo. Luego había otro retén paramilitar que recibía a
los desplazados y decidía quién moría y quién podía seguir su camino.

Había comunicación entre ambos controles. La diferencia
era que en los retenes militares no mataban a nadie mientras que
en los paramilitares cortaban cabezas. El anciano me informó que
junto a estos últimos, entre el monte, quedaron muchos muertos.
«Los dejan ahí tirados, como si fueran perros», dijo.


Citado en la páginas 68 y 69. 


Operación Génesis: Despliegue conjunto de militares y paramilitares.
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El modelo de la Operación Génesis se extendió posteriormente a todo el país
...


La fase más reciente de la Estrategia incluye operaciones militares contra los
países vecinos de Colombia.


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